Los Museos De Montaña De Reinhold Messner Identidad, Turismo Y Sustentabilidad En Los Alpes De Sud Tirol
Table of Contents: Place and Resilience in Sustainability Education, April 2016
English Introduction: The Museums Where the Old Gods Live
Larry Frolich
There’s a strong case for mountains as the consistent geographic home for human spirituality spanning cultures and continents. If Mt. Everest and the Himalayas are the ultimate high altitude challenge from the Gods of the mountaineering world, then perhaps the soaring Dolomites, the geographic setting for Dr. Ceruti’s article, are home to the softer, “old Gods,” maybe less demanding, but no less spiritually uplifting. Likewise, if Edmund Hillary (of course guided by the Nepalese Sherpa Tenzing Norgay) represents the early 20th century, “no-holds-barred,” British approach to mountain conquest, then Reinhold Messner, the Dolomites most famous denizen and human subject for this article, is the latter 20th century , natural-born mountaineer who effortlessly, alone, with no oxygen, walked up Sagarmatha /Chomolungma. And whereas geography and gender might have so far protected this article’s young author from Hillary or Messner type fame—although who knows what the future might bring—she is undoubtedly their 21st century foil from the New World. Born into South America’s high-altitude spiritual setting of the Argentine Andes, Constanza Ceruti, with perhaps less technical resources available to her than Messner, has also waltzed through our highest mountains. But she additionally brings her highly educated, academic and scholarly eye to her conquest of the spiritual and physical challenges from the world’s highest peaks. In fact, like Messner, she also carries the discovery of ice mummies on her resume, and like Messner’s Tyrolean man, her Inca child mummies (the “Children of Llullaillaco”) tell us that the high mountains have called us spiritually for centuries (see JSE Issue 4: 1-9).
The article opens by setting the geographical and cultural stage for Messner’s fascinating chain of Mountain Museums. The Tyrolean region, with its Ladino culture and Romanche-based language defies the national and cultural border between Italy and Austria, turning the Dolomites, again perhaps imitating the Himalayas bi-national identity, into a geographic category all their own. Here in Southern Tyrol, late in life, Messner, with his family, has dedicated himself to creating a fascinating, iconic, and iconoclastic, chain of small high-mountain museums. Contrary to the modus operandi of museums, with their pretentious assumption to safe-guard cultural artifacts, this undertaking does not impose itself on the living landscape, but fits right in as an integral part of the culture, evidenced by the dozens of small museums that Ceruti describes dispersed throughout the region. Tyroleans love creating museums to show off everything from their farms and their castles to their tiny handicrafts, their photographs and their entire way of life.
The article continues with a detailed description of the Messner museums. Ceruti’s Spanish prose is at once eloquently descriptive but also scientifically rigorous, and the reader comes away feeling they have thoroughly investigated, and also aesthetically experienced, each museum site. Eight different museums are described, some in urban settings, others situated on the top of remote peaks, and others housed in castles. Some emphasize Messner’s work (for which he has received criticism for creating a monument to himself); others emphasize mountaineering and its tools and achievements; others focus on the Tyrolean culture; others house large bibliographic resources. As we see the museums through Ceruti’s eyes, they appear as perfectly situated in their landscape, with exhibits apt to the local setting, but capable of opening our eyes to the larger picture of mountains and their sacred role in the world.
In the final part of the article, Dr. Ceruti places the Messner museums in the larger context of their significance to mountain physical and cultural geography, the history of mountaineering, the special spiritual identify of mountains, and the sustainability, both locally and globally, of mountain communities. With the accompany spectacular photography, this article is a charming and insightful portal into the Tyrolean culture, the great Dolomite mountains, Reinhold Messner and their significance to the mountain geography and its human component.
Dr. Ceruti closes the article’s abstract by describing Reinhold Messner as the most remarkable “alpinist” in history. Perhaps it is time, under her standard-bearing, for the great New World Spanish term “andinista” to enter into our common mountain mythology. If so, Dr. Ceruti will certainly take her place, together with Messner, as the most remarkable “andinist” in history.
INTRODUCCION AL PAISAJE CULTURAL DE SUD TIROL
La región de Sud Tirol se sitúa geopolíticamente al este del arco alpino, en el extremo noreste de la península itálica. Cuenta con una población de medio millón de habitantes y es visitada anualmente por seis millones de turistas. Los firmes lazos históricos y culturales con Austria – a la que el Tirol Meridional se mantuvo anexado hasta 1918 – se ponen de manifiesto en el hecho de que tres cuartas partes de la población habla el alemán como lengua materna, compartiendo también la cultura material y las creencias tradicionales con sus vecinos del Tirol Septentrional.
El paisaje de Sud Tirol es famoso por sus pintorescos viñedos, por las estaciones de esquí a los pies de los Alpes Orientales y por la belleza de las montañas Dolomitas (Figura 1). Más de un 40% del territorio tiene estatus de área protegida y se han diseñado 380 kilómetros de sendas para ciclismo que son aprovechadas por locales y visitantes. Esta región goza de un clima más benigno y soleado que el caracteriza a los Alpes Occidentales, lo cual contribuye a promover la actividad turística.
Entre los atractivos culturales de la región se cuentan más de 800 fortalezas, abadías y castillos medievales, muchos de los cuales han sido convertidos en museos. En el interior del castillo de Roncolo en Bolzano, se puede apreciar uno de los conjuntos de frescos medievales seculares mejor conservados de Europa. En las inmediaciones del centro termal de Merano, el castillo de Tirolo alberga las colecciones del Museo Histórico de Sud Tirol (Figura 2). El más destacado Museo de Cultura Ladina se encuentra albergado en el castillo medieval de San Martin de Badia; en tanto que en San Teodone se emplaza un magnífico Museo Etnográfico con sus colecciones de trineos, carruajes para nieve, cetras, pipas, fajas y estufas de cerámica, además de las reconstrucciones in situ de graneros y cabañas propias de la arquitectura vernácula tirolesa.
En lo relativo al arte religioso, sobresalen las representaciones románicas de ángeles en la cripta de la Abadía de Marienberg en Burgusio, la colección de imaginería en el Museo Diocesano de Bressanone, el Museo de Sitio de la Iglesia de San Procolo en Naturno, las reliquias de santos y mártires en el Museo del Monasterio de Innichen y los frescos en la cúpula del vecino Duomo de San Cándido.
La arqueología ocupa desde hace más de dos décadas un lugar preponderante en virtud del descubrimiento accidental de la momia congelada del llamado “hombre del hielo del Tirol”, aparecida en 1991 junto a un glaciar de los Alpes de Otzal. La preocupación por la conservación del cuerpo de “Otzi” impulso la creación del Museo Arqueológico de Sud Tirol en Bolzano (véase Ceruti 2010). Reconstrucciones de aspectos de la cultura neolítica revelados por los estudios de dicha momia se comparten con los visitantes en un Parque Arqueológico erigido en Val Senals, no lejos del lugar del afamado descubrimiento (el cual pudo ser visitado por la autora en el año 2014, tras su ascenso a la cima del vecino monte Similaun).
Las Dolomitas son mundialmente conocidas porque sus abruptas laderas calcáreas “empalidecen” y “enrojecen” ante la salida y la puesta del sol, al decir de los habitantes locales. Las Dolomitas han sido recientemente incorporadas a la lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO en virtud de la majestuosidad de su paisaje montañoso y de la singularidad de su cultura (Figura 3).
Los Ladinos constituyen una minoría étnica que comprende aproximadamente a un 5% de la población de Sud Tirol y su lengua se habla en Val Badía y Val Gardenia, pertenecientes a la provincia italiana de Alto Adige; así como en otros valles de las Dolomitas de Trento y de Belluno. Es una lengua romance resultante de las influencias del Imperio Romano sobre las poblaciones réticas de la Edad del Hierro. La cultura ladina comparte muchos rasgos materiales con poblaciones del Este de Europa y sus artesanías tradicionales incluyen ebanistería y tallas en madera (en particular imaginería religiosa y juguetes tales como muñecas, títeres y caballitos), además de filigrana en plata y el trabajo del hierro batido. Exquisitos ejemplares de las mismas se pueden apreciar en los museos ladinos de Ampezzo, San Martino a Badía y Ortisei, así como en el interior de las viviendas en la villa de Corvara y en las aldeas de Val Gardenia. Consustanciales al patrimonio intangible ladino son las “reglas”, instituciones ancestrales aún vigentes que regulan en forma tradicional y sustentable el acceso y uso de recursos colectivos tales como pasturas y bosques. El Museo Etnográfico “Regole d´ Ampezzo” en Cortina está dedicado específicamente a las mismas; en tanto que el Parque Natural de las Dolomitas de Ampezzo es gestionado en base a “regolas” y laudos.
El folklore de las Dolomitas puebla los bosques o “selvas” de hombres salvajes y de brujas; en tanto que las minas de cobre socavadas al interior de las montañas han dado sustento a la leyenda del Rey Laurin y sus fabulosos tesoros de gemas y cristales. No menos legendarias son las figuras de algunos escaladores oriundos de las Dolomitas, cuya trayectoria y perspectivas alimentan los museos de montaña a los que se dedica el presente trabajo.
ANTECEDENTES E INVESTIGACION
En el año 2006 la autora fue invitada al Explorer´s Club de Nueva York por parte de los organizadores del New Yorker Festival para disertar en un panel junto con Reinhold Messner y otros dos oradores, sobre los desafíos de las exploraciones modernas. En el marco de la disertación y durante las conversaciones informales mantenidas a lo largo del encuentro, la suscripta tomo conocimiento inicial acerca del proyecto museístico que Messner estaba emprendiendo en Sud Tirol.
En 2013 la autora fue invitada a visitar el Museo de Montaña en Firmian y mantuvo una entrevista con su director. Recorrió además las instalaciones del Museo de los Pueblos de Montaña (MMM Ripa en Brúnico), el Museo del Hielo (MMM Ortles en Solda), el Museo de las Nubes (MMM Dolomitas en Monte Rite) y el Museo en el castillo de Juval. En 2014 participó en distintas actividades para la comunidad organizadas desde el MMM Ortles en Solda, además de ascender a la cima del vecino monte Cevedale (3765 m) y el monte Similaun (3554 m), tras visitar el lugar de descubrimiento de la momia del Hombre del Hielo del Tirol. En 2015 avanzó en sus investigaciones sobre cultura ladina y asistió a la inauguración del MMM Corones.
A fin de profundizar en la comprensión del paisaje dolomítico, entre 2013 y 2015 la autora ha realizado una veintena de ascensiones a diversas montañas de la región, incluyendo los montes Piz Boe (3152 m), Lagazuoi (2783 m), Gran Cir (2532 m), Sass Pordoi (2990 m), Sassongher (2665 m), Sasso della Croce (2907 m), Sasso delle Dieci (3062 m), Lagazuoi (2783 m), Gran Cir (2532 m), Croda Rossa di Sesto (2936 m), Croda dal Becco (2810 m), Tofana di Roces (3225 m), Sass de Putia (2875 m), Pelmo (3168 m), Marmolada Punta Penia (3343 m), Catinaccio d´Antermoia (3002 m), Scilliar (2563 m) y Sass Rigais (3025 m). Ha completado el recorrido por la base de las Tres Cimas de Lavaredo y el cruce del altiplano de Fanes – Sennes – Braies. Asimismo, ha visitado museos al abierto sobre la Gran Guerra y frentes en alta montaña. En todos los casos se ha evitado el uso de medios artificiales de elevación durante los ascensos.
Asimismo, con fines comparativos, ha visitado diversos museos etnológicos, etnográficos e históricos en la región de las Dolomitas, incluyendo el Museo Etnográfico “Regole d´ Ampezzo” en Cortina, el Museo Ladino en San Martin de Badia, el Museo Ladino de Val Gardenia en Ortisei, el Museo Etnográfico de Sud Tirol en San Teodone, el Museo Ladino en San Giovanni di Fassa, entre otros. Ha sido huésped de numerosas familias ladinas, habiendo visitado los poblados dolomíticos de Corvara, Badía, Colfosco, San Virgilio de Marebbe, San Cassiano, San Martino a Badía, Cortina de Ampezzo, Pieve di Cadore, Selva di Cadore, Ortisei, Santa Cristina, Canazei, Pera di Fassa, San Giovanni, San Pedro Villnoss y Santa Magdalena en Val di Funes.
Otros museos visitados por la autora en esta parte de los Alpes incluyen el Museo de la Mujer en Merano, el Museo Histórico de Sud Tirol en Castel Tirolo, el Museo Arqueológico de Sud Tirol en Bolzano, el Parque Arqueológico en Val Senals, la Abadía de Marienberg en Burgusio, el Museo Diocesano en Bressanone, el Museo de Sitio de la Iglesia de San Procolo en Naturno, el Museo del Monasterio de Innichen, el Museo Minero de Predoi y los castillos de Trotsburg y Presule.
DESCRIPCION DE LOS MUSEOS DE MONTAÑA (MMM)
Abordar el mosaico de los Museos de Montaña de Sud Tirol requiere un conocimiento previo de la figura de su fundador y director, Reinhold Messner, reconocido entre los más grandes alpinistas de todos los tiempos. Nacido en 1944 a los pies de las Dolomitas de Geisler, en el poblado de San Pedro de Villnoss, a la edad de cinco años realizó su primera ascensión coronando una abrupta cima de más de 3000 metros en compañía de su familia. Constreñido por la angosta geografía del valle de Funes y la severa crianza impartida por su padre, se abocó a la escalada en roca desde encontrando en las vecinas cumbres del macizo de Geisler un lugar de refugio y esparcimiento. El dominio alcanzado en la escalada le permitió destacarse durante su adolescencia, abriendo nuevas rutas a lo largo y a lo ancho de las Dolomitas, en compañía de Günther, su hermano menor. En su juventud efectuó primeras ascensiones en los Alpes Orientales y Occidentales – muchas de ellas en solitario – siendo invitado a sucesivas expediciones internacionales a Sudamérica y Asia. Tras la ascensión de la vertiente Rupal del Nanga Parbat, su hermano Günther falleció trágicamente durante el descenso y Reinhold sufrió la amputación de varios dedos de los pies como consecuencia del congelamiento (véase Alexander 2006).
En vez de abandonar el alpinismo, Messner decidió dedicarse profesionalmente al montañismo de grandes alturas, convirtiéndose en el primer hombre en escalar el monte Everest sin oxígeno y en solitario, siendo también el primer montañista en coronar las cimas de “los catorce ochomiles” y las cumbres más elevadas de los siete continentes (véase Messner 1978 y 1989; Messner y Gogna 1980). Posteriormente realizó exploraciones polares, convirtiéndose en la primera persona en cruzar a pie (sin apoyo exterior) la helada superficie de la Antártida (Messner 1991). En las últimas décadas cruzó a pie extensos desiertos en distintas latitudes, explorando la cultura de los pueblos de montaña. Desempeñándose como Parlamentario de la Unión Europea, elaboró un decálogo para la protección de los paisajes de altura.
Los Museos de Montaña fundados por Messner abordan respectivamente la escalada en roca, las culturas de los pueblos de altura, la mitología, el montañismo y las exploraciones en el hielo. Dichos establecimientos museísticos se articulan en forma armónica con el paisaje de las Dolomitas y los Alpes Orientales, contribuyendo a la educación patrimonial de la comunidad y al desarrollo sustentable de Sud Tirol a través de la promoción del turismo y el apoyo a los emprendimientos locales. Messner no ha dudado en caracterizar al proyecto como su “quinceavo ochomil”, manifestando que le ha dedicado gran parte de sus esfuerzos y recursos en los últimos años (Figura 4).
MMM Ripa en Brunico
El poblado de Brunico o Brunick está situado en el corazón de la Val Pustería, una región agrícola-ganadera cercana a la frontera con Austria cuyos habitantes se dedican al pastoreo y al cultivo de papas. La arquitectura vernácula y el estilo de vida rural se hallan excelentemente preservados en numerosos masos y malgas. Hacia Pustería desciende el valle alpino de Badía, en el cual se sitúan numerosas aldeas ladinas, incluyendo San Martino, Badia, Colfosco y Corvara. En este entorno prístino se sitúa el MMM Ripa, dedicado a la cultura de los pueblos de montaña. Dicho museo se encuentra albergado en el interior de un castillo medieval situado sobre una colina. El castillo de Brunico funcionaba antiguamente como palacio episcopal y residencia estival de las autoridades del clero tirolés (Figuras 5 y 6).
MMM Ripa es un museo de carácter etnológico en el que se exponen elementos de la cultura material de los pueblos de las montañas de los Himalayas, Andes y Alpes. Alberga asimismo una importante colección de tallas de madera de origen Africano y materiales procedentes del Cáucaso y de los Cárpatos, además de una colección de miniaturas de granjas tirolesas y reconstrucciones a tamaño natural de ambientes interiores (cocina, dormitorio) de las viviendas alpinas. Particularmente colorida es la muestra de arte y mobiliario budista que ilustra acerca del lamaísmo en la religiosidad de los pueblos Sherpas y Tibetanos.
El nomadismo de los pueblos de montaña es el tema al que se ha dedicado la primera sala del museo, en la que se exhiben ejemplos de tiendas tibetanas y de un típico yurt mongol. Una filmación documental proyectada sobre una pared frente a unas sencillas gradas que sirven de asiento, retrata experiencias de campo de Messner en las estepas de Mongolia, compartiendo el quehacer cotidiano con los nómades de la región. A un lado de las gradas se pueden apreciar tiendas de campaña que ilustran acerca de sus expediciones a los grandes desiertos del mundo. En el ámbito de las exhibiciones temporarias se contaba en Octubre de 2013 con una muestra sobre el arte y las artesanías de los pueblos Quechuas de Ecuador; además de una exposición de documentos, fotografías e instrumental de escalada que ilustraba acerca de la problemática histórica del montañismo alpino bajo la ocupación Nazi.
La visita al MMM Ripa se realiza en forma libre, pudiendo adquirirse una guía impresa que hace las veces de catálogo de bolsillo (MMM Ripa Guide). Cada sala cuenta con un mapa y un texto que ilustran acerca de la ubicación geográfica y las principales características antropológicas del pueblo cuya cultura material se presenta al público. El estilo de la cartelería informativa es minimalista, incluyendo selectos párrafos de texto en los que se vuelcan apreciaciones personales del director, al igual que citas de tenor filosófico y poético extraídas de su vasta producción bibliográfica y de sus autores favoritos.
La torre del castillo de Brunico está dedicada al tema del turismo en alta montaña. En este espacio abundan las reflexiones de Messner en torno a la problemática del alpinismo comercial y del manejo sustentable de los ecosistemas de altura. Las escalinatas de la torre llevan al visitante a experimentar físicamente una ascensión: en cada entrepiso se pueden apreciar obras pictóricas acompañadas de frases sugestivas. El ascenso culmina en una puerta de vidrio donde se halla inscripta la invocación tibetana “Victoria a los Dioses”. Por allí se accede a la terraza exterior, adornada con banderas budistas de plegaria, donde el viento y los amplios horizontes del valle de Pustería genera una vivencia semejante a la que provoca la coronación de una cima. Las emociones que embargan a quienes allí llegan quedan plasmadas en un libro de visitas ubicado estratégicamente en el entrepiso más elevado de la torre.
MMM Biografía
En carácter de satélite del MMM Ripa se cuenta el anexo denominado MMM Biografía, situado en una pequeña torre erguida en pleno centro de Brúnico. La única sala existente en el piso superior de la torre está provista de cuatro vitrinas, cada una de las cuales contiene equipamiento de escalada y ejemplares de libros escritos por destacados montañistas oriundos del valle de Pustería (Figura 7). Una de las vitrinas celebra los logros de Hans Kammerladen, quien en 1984 acompañó a Messner en otra de sus celebradas hazañas: la travesía que unió por primera vez a dos cumbres paquistaníes de más de 8000 metros, el Gashebrum I y Gashembrum II.
MMM Ortles en Solda
La aldea de Solda está enclavada a casi 2000 metros sobre el nivel del mar, en una zona de pastizales de altura que fuera utilizada tradicionalmente para la transhumancia estival. Además de las actividades propias del pastoreo alpino, Solda se ha convertido en una meca para excursionistas y alpinistas, siendo que se encuentra situada a la sombra del Ortles (3905 m), el macizo más elevado de los Alpes Orientales.
El edificio que alberga el museo MMM Ortles ha sido construido parcialmente bajo tierra con el objeto de minimizar su impacto en el majestuoso paisaje que lo rodea (Figura 8). Sobre su techo cubierto de pastizales pace un rebaño de yaks que es propiedad del Sr. Messner, quien cada primavera lleva a sus animales hacia pasturas más elevadas en el marco de una caminata acompañada por visitantes y miembros de la comunidad.
Las actividades de extensión a la comunidad son cada vez más numerosas y la autora ha tenido oportunidad de participar de jornadas que incluían una caminata matutina a una malga pastoril guiada por el propio Messner (a la que concurrieron unas cincuenta personas) y una conferencia vespertina, que congregó a más de cuatrocientos asistentes.
Los glaciares que descienden de las cumbres circundantes son el telón de fondo para las exhibiciones que en el MMM Ortles se encuentran dedicadas íntegramente al tema del hielo. Es conocido como “Museo del fin del mundo”, puesto que así llamaban antiguamente los pastores locales a los glaciares del macizo del Ortles. A otro nivel, la idea de “fin del mundo” se asocia naturalmente con las exploraciones árticas y antárticas efectuadas por Messner, quien desarrolla la idea del “tercer polo” para articular conceptualmente al monte Everest con las expediciones polares.
El museo ofrece una importante colección de pinturas y grabados sobre el monte Ortles a la cual se suman diversas obras pictóricas representando paisajes árticos. Al momento de realizarse la visita, podía apreciarse también una exhibición temporaria sobre la historia de las exploraciones antárticas. Entre las piezas exhibidas en la sala principal se cuentan crampones, clavos y piolets para escalada en hielo, de diversa antigüedad y procedencia. Los más destacados recordatorios de las hazañas de Messner incluyen el traje que vistió durante su ascenso en solitario a la cima del Everest y los esquíes y la carpa que utilizara durante el cruce a pie de la Antártida.
La visita del MMM Ortles se realiza en forma libre; pero los empleados que venden los tickets de ingreso ofrecen a los visitantes una introducción al museo, en la que se hace referencia a sus principales atractivos. Llama la atención una pieza de arte “de instalación”, en la que al abrirse una ventana de madera se puede apreciar la filmación de una avalancha, estruendosamente acompañada de efectos sonoros. Otra nota de color (siempre blanco) es la representación, apenas visible al interior de un compartimento que asemeja una jaula, de la estatua en tamaño natural de un “yeti”. Décadas atrás, Mesnner dedicó una de sus expediciones a Nepal a la búsqueda del abominable hombre de las nieves que puebla el imaginario de los Sherpas. En aquel entonces, el célebre escalador fue duramente criticado por el fanatismo de algunos montañistas deportivos que no lograron comprender los móviles de su incursión al ámbito de la mitología Himalayana. Hoy en día, numerosos documentales televisivos retratan a biólogos y antropólogos que investigan científicamente a criaturas mitológicas tomando como base las leyendas y el conocimiento popular de los habitantes locales.
MMM Alpine Curiosa
A menos de un kilómetro de distancia del MMM Ortles se encuentra el pequeño museo denominado MMM Alpine Curiosa, situado en una minúscula cabaña de madera de típico estilo alpino que antaño era utilizada por los escaladores como refugio para sus ascensiones a los picos de la zona (Figura 9). Es testimonio de la temprana inquietud de Messner por la historia del montañismo y de sus primeros atisbos en lo referente al coleccionismo. Ofrece una selección de grabados, fotos antiguas y equipamiento para escalada, expuestos en vitrinas de vidrio que ocupan íntegramente una única sala, de acceso libre y gratuito.
MMM Dolomitas en Monte Rite
La extensa cumbre del Monte Rite supera los 2000 metros sobre el nivel del mar, ofreciendo una de las vistas más espectaculares de las Dolomitas. En tiempos de la primera Guerra Mundial, dicha montaña fue escenario de enfrentamientos entre tropas italianas y austríacas. Un antiguo bunker militar construido en su estratégica cima ha sido refaccionado y acondicionado para el MMM Dolomitas, dedicado la escalada deportiva en roca (Figura 10).
En él se expone una importante colección de pinturas y grabados sobre las Dolomitas y se rinde homenaje a distintos escaladores tiroleses que descollaron en la historia del alpinismo regional. Entre las piezas exhibidas se cuentan martillos, mosquetones y cuerdas para escalada en roca; así como fotografías y otros documentos históricos (Figura 11).
El MMM Dolomitas es también conocido como “Museo en las Nubes” en razón de la apariencia de la cumbre del Monte Rite, que permanece envuelta en nubes durante gran parte del año. A nivel simbólico, las ideas de vacío y altitud connotadas por un emplazamiento “en las nubes” se asocian naturalmente con la actividad de escalar en roca, por la cual Messner llegó a ser apodado como “el rey de las Dolomitas”. Los recordatorios de sus hazañas en este campo incluyen recortes de periódicos en los que aparece junto al célebre escalador italiano Walter Bonati, uno de los principales inspiradores de sus escaladas juveniles.
La terraza sobre el blanco techo del museo conserva rasgos propios de la arquitectura militar y está jalonada por cúpulas de vidrio que permiten apreciar la espectacular vista del Macizo de Pelmo, al que los pobladores ladinos caracterizan como “El Trono de Dios”. En el interior de una de las cúpulas se lee un mensaje de Messner en el que explica el significado en lengua ladina de su apellido materno (Troi) y la conexión directa que su familia posee con esta parte de las Dolomitas: “Mi abuelo cruzo estas montañas descalzo buscando trabajo al otro lado del valle”, dice en uno de los muros.
Llegar al museo de Monte Rite requiere una marcha en ascenso a través de un bosque de coníferas, existiendo la posibilidad alternativa de realizar la aproximación en minibus. En los meses estivales es factible pernoctar en un refugio de montaña adyacente al museo. La virtual inaccesibilidad del MMM Dolomitas determina que el museo permanezca cerrado fuera de temporada y que el número de visitantes sea menor que en los restantes museos de montaña.
MMM Juval
Schloss Juval es un castillo del siglo XIII emplazado en la cima de una abrupta colina de 900 metros sobre el nivel del mar, la cual domina la confluencia de los valles alpinos de Venosta y Senals. Se trata de un emplazamiento que era considerado sagrado en tiempos pre-romanos, vinculado espacialmente con el notorio hallazgo neolítico de Otzi, cuya momia fuera descubierta en el glaciar de Similaun, en las nacientes del valle de Senales, sobre el cordón de los Alpes de Otzal.
Las ruinas abandonadas de Juval y gran parte de las laderas montañosas circundantes fueron adquiridas por Reinhold Messner a comienzos de los años ochenta. El alpinista se ocupó de restaurar el castillo para utilizarlo como vivienda, confiando en que el abrupto emplazamiento de su nuevo hogar aportaría a su familia la privacidad que su creciente fama le retaceaba en otros ámbitos. Años más tarde, el propietario aceptó permitir el acceso de visitantes, sentando las bases del proyecto de los museos de montaña. La inauguración museística de Juval se vio demorada por sucesivas trabas burocráticas que lograron ser superadas oportunamente gracias a la férrea voluntad del montañista. Actualmente, el castillo es ocupado como residencia de verano de la familia Messner y el resto del año permanece abierto al público como MMM Juval, un museo dedicado a la montaña en su faceta sagrada y mítica (Figura 12).
El castillo de Juval puede ser accedido exclusivamente en el marco de visitas guiadas en italiano y en alemán. El acceso a la cima de la colina se realiza a través de un chorten de estilo tibetano que da la bienvenida con la misiva “paz y felicidad”. Un primer cartel explica al visitante la naturaleza sagrada de Juval como lugar “fuerte”, pleno de poder espiritual, que debe ser recorrido respetuosamente en sentido anti-horario, tal como se estila en las peregrinaciones de circunambulación de las montañas sagradas de los Himalayas por parte de los practicantes del chamanismo Bon.
El budismo tibetano y el lamaísmo impregnan la religiosidad del castillo. Estatuas de Budas, Bodhisattvas y yogis adornan el jardín y los nichos de los antiguos muros rocosos (Figura 13). El sector residencial cuenta con un “salón del Tantra” que alberga máscaras y objetos religiosos de origen tibetano, los cuales se preservaron de su destrucción durante la invasión China al Tibet. Uno de los torreones ha sido acondicionado como el interior de un monasterio budista tibetano y permanece abierto a los visitantes como lugar de meditación. El joven que guió a la suscripta es estudiante y practicante de Budismo y asiste a un grupo de meditación en la vecina aldea de Naturno.
El acceso al interior del castillo se realiza a través de la “bodega de expedición”, que alberga decenas de pares de botines, piolets, crampones, tiendas de campaña y demás objetos utilizados por Messner en sus expediciones alpinas y de exploración; entre ellos la cámara filmadora con la que documentó el primer ascenso a la cima del Everest sin la ayuda de oxígeno artificial. La planta superior de Juval alberga una vasta biblioteca sobre temas de montañismo y escalada. La importancia histórica del castillo queda en evidencia ante el imponente salón comedor, ambientado a la usanza medieval. Por su parte, la torre más alta está dedicada a las montañas mitológicas del mundo, comprendiendo una muestra de pinturas que representan a Fuyiyama, Uluru y el Monte Kailash. La cartelería que las acompaña ostenta frases que ayudan a profundizar la reflexión sobre las diferentes formas de veneración de las montañas sagradas por los distintos pueblos que habitan a sus pies.
Además del castillo medieval, la colina de Juval es sede de una casa de huéspedes y una cantina rural que subsisten gracias a los turistas que visitan el museo. Las laderas en terrazas están cubiertas de plantaciones de manzanos y viñedos cuya producción es comercializada en una tienda situada al pie del cerro, en el estratégico cruce de caminos que une a los valles de Venosta y Senales.
MMM Firmian
El castillo llamado Sigmundskron – y por otro nombre Firmiano – se yergue en la cima de un distintivo afloramiento de pórfiro rosado, no lejos de la ciudad de Bolzano (Figura 14). Desde los muros que encierran sus jardines se tienen vistas magníficas hacia los Alpes Orientales y hacia el macizo Rosengarten de las Dolomitas.
Las ruinas del castillo se encontraban en avanzado estado de abandono hasta que Messner logró convencer a las autoridades gubernamentales de Sud Tirol de colaborar en la financiación de su restauración, comprometiéndose a proveer al montaje de un museo dedicado a la temática del encuentro del hombre con la montaña. Tras superar innumerables obstáculos burocráticos, el MMM Firman abrió sus puertas en 2006. Funciona actualmente como sede administrativa y nodo central del sistema de los Messner Mountain Museums.
La cuidadosa restauración del castillo de Firmian ha permitido conservar intacta su apariencia externa y diseñar los circuitos para los visitantes empleando pasarelas de hierro que imitan la experiencia netamente dolomítica de recorrer una “vía ferrata” (figura 15). Las escaleras y pasarelas que jalonan el recorrido ponen a prueba la resistencia física de los visitantes de un modo análogo al desafío que presenta desplazarse por un terreno de montaña (por lo que se aconseja el uso de calzado apropiado, desaconsejándose el uso de tacones). Las distintas torres del castillo son visitadas en el marco de un circuito que se desenvuelve en sentido horario, asemejando intencionalmente a la circunambulación de montañas y templos sagrados por parte de peregrinos devotos del budismo tibetano.
La primera torre aborda la historia del castillo Firmiano, ilustrando acerca de los pormenores de su puesta en valor. Los temas de las muestras permanentes cubren un amplio espectro de formas de “encuentro del hombre con la montaña” que va desde la historia del alpinismo occidental hasta las figuras prominentes en la religiosidad Himalayana: la torre norte está dedicada a la religiosidad de montaña y en ella se exhiben vinculadas a la figura del yogi Milarepa y del venerable Guru Rinpoche. La torre Este exhibe cuadros y mapas vinculados a cerros que son meca de la escalada deportiva, incluyendo el Matterhorn, el Gran Capitán, el Cerro Torre y las Dolomitas. La torre Oeste está dedicada a “las siete cumbres” y “los catorce ochomiles”.
Una curiosa sección del museo ofrece frascos de vidrio que custodian – a modo de “conservas” – objetos emblemáticos asociados a importantes figuras y momentos de la historia del montañismo (por ejemplo, un fragmento de cuerda que se cortó durante un accidente sufrido por un destacado escalador francés). En este sentido, el MMM Firmian tiene en exhibición el piolet utilizado por la primera mujer que ascendió los catorce ochomiles. Mención aparte merece un conmovedor memorial a los montañistas muertos en accidentes de escalada, que incluye fotos de cada uno de ellos y una vitrina conteniendo un botín que perteneció a Günther Messner y que fuera recuperado de las nieves del Nanga Parbat. Además, un antiguo túnel subterráneo alberga una colección mineralógica con gemas preciosas que aluden al mítico reino del Rey Laurin. Los jardines y plazas abundan en estatuas budistas, destacándose la representación de un Inuksuk Inuit (Figura 16).
Por último cabe mencionar que la sala de exhibiciones temporarias ofrecía en Octubre de 2013 una muestra fotográfica documental de la retracción de los glaciares en las montañas del Cáucaso. En 2014, la muestra estaba dedicada a la carrera de Messner, en ocasión de celebrarse su septuagésimo cumpleaños. En 2015, la muestra titulada “Montes en Guerra” se adelantó a otras iniciativas museísticas desarrolladas a lo largo de los Alpes con motivo del centenario de la Primera Guerra Mundial.
MMM Corones
La colina de Corones supera los 2000 metros sobre el nivel del mar, constituyendo un privilegiado mirador natural hacia las Dolomitas y los Alpes Aurinos. Los habitantes de San Virgilio de Marebbe la relacionan con la mitología ladina del reino de Fanes, ya que las antiguas historias custodiadas por este pueblo alpino hablan de una doncella guerrera que fue coronada en la cima de esta montaña.
Corones constituye un importante centro de esquí, dotado de una estación de funicular, algunos refugios-restaurantes y la llamada Campana de la Concordia, erigida en el punto más elevado de la cima. Apenas visible desde el exterior, en virtud de su arquitectura semi-subterránea, el MMM Corones tiene la característica de ser el museo más alto de Sud Tirol. Llegar a este establecimiento requiere de una marcha de dos horas en ascenso a través de un bosque de coníferas, existiendo la posibilidad alternativa de realizar la aproximación en funivia. A diferencia del Museo de las Nubes, que solo puede ser visitado en época estival, el MMM Corones ha sido planeado para permanecer abierto todo el año, contribuyendo a estabilizar la afluencia turística fuera de la estación invernal y a afianzar la conciencia patrimonial en esta parte de los Alpes.
El museo, inaugurado en Julio de 2015 ha sido creado específicamente para celebrar la historia y el legado del alpinismo tradicional de aventuras. Entre las piezas exhibidas se cuentan martillos, mosquetones y cuerdas para escalada en roca, botas y calzado de alpinismo, fotografías y otros documentos de valor histórico para los amantes y cultores de esta disciplina. También se expone una importante colección de pinturas y grabados sobre las los Alpes y las Dolomitas.
El principio sustentable de no alterar paisaje de la alta montaña mediante la práctica del alpinismo está ampliamente difundido y aceptado en nuestros tiempos. Walter Bonati, Reinhold Messner y otros grandes pioneros del montañismo moderno supieron impulsar la escalada libre como alternativa a la escalada artificial, por ser mucho menos invasiva de las paredes rocosas. Asimismo, propugnaron por un estilo alpino ligero para los ascensos a grandes alturas, como alternativa a las pesadas expediciones himalayanas herederas de las campañas militares de la primera parte del siglo XX.
El MMM Corones celebra el carácter sustentable del alpinismo tradicional de aventuras, en tiempos donde se advierte una preocupante tendencia a la comercialización del montañismo y a la promoción de prácticas turísticas en alta montaña que no resultan sustentables en el largo plazo, ni beneficiosas para las comunidades locales.
Desde una perspectiva comparativa se advierte que en este museo se ha dado mayor lugar a las citas y carteles explicativos en lengua ladina. Asimismo, se observa que se ha otorgado un mayor espacio para abordar aspectos vinculados a la filosofía, el humanismo y la espiritualidad alpinista (véase Ceruti 2014). El humor como herramienta educativa también hace su debut en el MMM Corones.
En este punto cabe agradecer la amabilidad y dedicación de quienes se desempeñan en el marco de los MMM. En particular, merece ser destacado el aporte que realiza Magdalena Messner, Licenciada en Bienes Culturales y actual coordinadora de la red de museos de montaña.
CONSIDERACIONES
Sud Tirol ha sido por décadas un importante destino turístico en celebrado por belleza de sus paisajes montañosos. El factor “natural” de la geografía de los Alpes Orientales atrajo desde antiguo a los visitantes que se acercaban a sus reconocidos centros de esquí invernales. Mientras tanto, las singularidades de su patrimonio cultural permanecían virtualmente ignoradas más allá de los confines de la región, puesto que el turismo cultural en Italia se concentraba fuertemente en Roma y las ciudades medievales de la Toscana. Aún hoy en día es muy poco lo que se sabe acerca de la cultura ladina allende a las Dolomitas.
Sin embargo, en los últimos años la situación ha cambiado considerablemente, al punto de que existen en la actualidad más de ochenta museos, la mayoría de los cuales se orientan a informar acerca de distintos aspectos de la etnografía y de la historia regional. Un hito para el reconocimiento y puesta en valor del legado cultural de las Dolomitas fue la inauguración del Museo Ladino en Val Badia, hace ya más de una década. También aportan lo suyo el Museo Etnográfico en San Teodone, el moderno Museo Ladino en Ortisei, el Museo Ladino en Val di Fassa y el Museo de las Reglas de Ampezzo en Cortina.
Los Museos de Montaña fundados por Reinhold Messner (MMM) han sido pioneros en este proceso de valoración del legado y la identidad de Sud Tirol, contribuyendo activamente a la educación patrimonial de los visitantes. A continuación abordaremos analíticamente algunos aspectos que a nuestro criterio distinguen a dicho conjunto de museos, dando cuenta de su merecido éxito, tanto a nivel local como internacional.
Los museos de montaña y su inserción en el paisaje
El proyecto museístico de Messner ha promovido la restauración de antiguos castillos (Juval, Firmiano, Brunico) y la puesta en valor de arquitectura militar histórica (Monte Rite). Para el museo de Ortles se ha optado por una construcción semi-subterranea que minimiza el impacto de la estructura en el paisaje. Semejante es el enfoque arquitectónico del MMM Corones.
El emplazamiento de los museos ha sido seleccionado cuidadosamente en armonía con el paisaje circundante: un museo dedicado al hielo situado al pie de un glaciar (MMM Ortles), un museo consagrado a las montañas sagradas coronando la cima de una colina venerada en la Prehistoria (MMM Juval), un museo dedicado a la escalada en roca emplazado en una cumbre de las Dolomitas (MMM en Monte Rite), un museo sobre los pueblos de montaña (MMM Ripa) situado en el corazón agro-pastoril de la Val Pustería y un museo dedicado al montañismo (MMM Firmian) emplazado estratégicamente en las inmediaciones de Bolzano, adonde las Dolomitas se unen con los Alpes. El MMM Corones resume la historia del alpinismo tradicional de aventuras desde su privilegiado emplazamiento, en la cumbre de una colina a más de dos mil metros de altitud, que lo convierte en el museo más elevado de Sud Tirol.
Los museos de montaña cumplen un papel activo en el desarrollo sustentable de las comunidades que los albergan. Desde su restauración y apertura como sede del MMM Firmian, el castillo de Sigmundskron se ha vuelto visita obligada para el turismo que llega a Bolzano. Brunico se beneficia con las conferencias, paneles y demás actividades de transferencia que se organizan desde el museo Ripa. La pequeña comunidad de Solda se precia por la singularidad de su parrilla “Yak & Yeti”. En torno a Juval funcionan una casa de huéspedes, una fonda, plantaciones de manzanas y un mercado de productos orgánicos (Figura 16); en tanto que jóvenes de la vecina localidad de Naturno se capacitan como guías para las visitas al castillo. También encuentran posibilidades de empleo los conductores de los minibuses que llevan a los visitantes al museo de Monte Rite y los encargados del refugio alpino en la cima.
Varias familias de habla ladina compartieron con la autora sus opiniones acerca de los Museos de Montaña de Messner. Las apreciaciones fueron claramente positivas, destacándose la importancia de los mismos en el plano de la identidad cultural, de la educación patrimonial y de la dinamización de las economías locales.
La montaña como patrimonio regional y universal
Los MMM celebran el patrimonio natural y cultural de Sud Tirol en el contexto de la valoración universal que reciben las montañas en distintas partes del mundo. La mirada holística que cultivó Messner en su vida de alpinista le permite transmitir la importancia que las cumbres detentan tanto en la esfera religiosa cuanto en el ámbito de las exploraciones deportivas. Consecuentemente, el fenómeno de la montaña es abordado desde múltiples ángulos interconectados entre sí: las cumbres en su dimensión simbólica son el foco del museo de Juval, aunque los museos de Ripa y Firmian también incluyen muestras dedicadas a la religiosidad de los pueblos que viven en altura. El montañismo es uno de los ejes principales del museo de Firmian, aunque la escalada en roca es abordada más específicamente en el museo de las Dolomitas. El hielo como ámbito de exploración permite articular las expediciones árticas y antárticas en el marco del museo del Ortles.
Los MMM no pueden ser caratulados específicamente como museos de arte, museos del deporte, museos etnológicos o museos de historia. El arte, la filosofía, la historia, el deporte y las ciencias son los instrumentos de los que se vale el proyecto museístico para educar al público en la importancia que las montañas revisten para la humanidad. Las colecciones de pinturas, cultura material, arte tibetano y memorabilia alpina son el soporte material que permite abordar a la montaña desde una perspectiva integral.
Las muestras permanentes abordan temas vinculados a la historia del montañismo y las exploraciones – escalada deportiva en roca, alpinismo extremo, proezas árticas – ; así como aspectos culturales – el nomadismo de los pueblos de montaña asiáticos, el pastoralismo transhumante de los pueblos alpinos, etc. – y a los estudios comparados de religiones, teniendo preponderancia el papel de las montañas sagradas en el budismo. Las muestras temporarias cubren un amplio espectro temático que va desde la documentación fotográfica de la retracción de los glaciares en el Cáucaso hasta la problemática histórica del alpinismo tirolés durante el Nazismo (Figura 17).
Montañismo e identidad
Los Museos de Montaña reflejan distintas etapas en la vida de su fundador: la trayectoria juvenil de Messner como escalador en roca inspira al museo de las Dolomitas; su auge como alpinista de grandes alturas se refleja en el museo Firmian; sus logros como explorador de ambientes polares se vuelcan en el museo del Ortles. Su creciente interés por las culturas y la mitología de las montañas del mundo se canaliza en el museo Ripa y en Juval, respectivamente. En el MMM Corones se contextualizan sus aportes a la historia del alpinismo tradicional.
A lo largo de su carrera, Messner se ha manifestado renuente a identificarse como germano o italiano, optando por definirse como “Sud tirolés”. En el ámbito del MMM Dolomitas nos encontramos con datos genealógicos acerca de la ascendencia ladina del montañista por parte de su abuelo materno. De particular interés para quienes visitan la residencia veraniega de Schloss Juval resulta la “bodega de expedición” y la espectacular biblioteca, espacios privados en los que la personalidad del montañista se trasluce en el abarrotado pero pulcro ordenamiento de los objetos. En el MMM Ortles se puede tomar contacto directo con testimonios de las más importantes expediciones al hielo, que incluyen la vestimenta, la tienda y los esquíes utilizados por Messner en el cruce de la Antártida. En el MMM Firmian, en el MMM Corones, en el Alpine Curiosa y en el museo de Monte Rite, las pertenencias individuales se contextualizan con las de otros destacados montañistas y escaladores.
Las hazañas de Messner aparecen referidas someramente en los pequeños carteles que explican la procedencia de ciertos objetos. Son escasas las fotografías y filmaciones de sus exploraciones en las salas de exhibición. Su imagen no abunda, a excepción de las tapas de los numerosos libros de su autoría que se venden en las tiendas de souvenirs. El alpinista sostiene que su papel en los museos es el de un “catalizador” y ciertamente, es su fama internacional la que atrae a la mayoría de los visitantes extranjeros, quienes al recorrer los museos toman contacto con la producción artística de pintores locales o admiran la creatividad de los arquitectos que intervinieron en la restauración de los castillos (Figura 18).
Sin embargo, en los últimos años, la figura del famoso alpinista se ha vuelto más corriente en otros contextos museísticos del Tirol. El centro de visitantes de Santa Magdalena en Villnoss ofrece al público la posibilidad de ver en una computadora (y escuchar con audífonos) una entrevista de casi media hora de duración en la que el alpinista identifica en el paisaje de Val de Funes los lugares donde transcurrió su niñez. Asimismo, el destacadísimo Museo Histórico en Castel Tirolo ostenta en la sala dedicada al siglo XX, una gigantografía de una foto en la que se distingue a Reinhold Messner y Hans Kammerlander junto al cuerpo momificado del “hombre del hielo” en las alturas del glaciar de Similaun.
Experiencia museística y emotividad
Al describir los museos de Firmian, Juval, Ripa y Dolomitas hemos hecho referencia a la experiencia ascensional que la museografía ha previsto para el visitante. El acceso a las cimas de Corones y Monte Rite requiere ascender varias horas a través de un bosque; en tanto que el sendero que lleva a la cima de la colina de Juval atraviesa terrazas sembradas de manzanos y viñedos. En Ripa y Juval el clímax de la experiencia museística se alcanza ascendiendo a las más elevadas torres de sus castillos (Figura 18). Si bien Castel Firmiano está emplazado en una colina de baja elevación (al igual que el castillo de Brunico), no es menor el esfuerzo físico que se requiera para la recorrida de sus numerosas torres y muros de ronda, acondicionados mediante escaleras y pasarelas de hierro que recuerdan a las vías ferratas en las Dolomitas.
El simbolismo ascensional no es el único elemento de matiz religiosa que asoma en los Museos de Montaña, cuyos jardines y salas se encuentran plagados de imaginería tibetana y objetos de importancia ceremonial. Los mismos implementos de escalada en roca y hielo pueden ser concebidos como elementos rituales, si nos permitimos entender el montañismo desde la óptica del peregrinaje, en sentido amplio.
El carácter numinoso de la montaña, que muestra alternativamente su faz majestuosa y tremenda (Ceruti 1999) se transfiere simbólicamente a la vivencia del alpinista extremo, capaz de elevarse a las más altas esferas, sobrevivir a las potencias desatadas y regresar al mundo humano para contar su historia. En los MMM el público observa con reverencia los piolets y crampones que penden de los muros, especialmente aquellos que pertenecieron a los montañistas más renombrados. Una emoción cuasi religiosa se adivina en algunas de las notas dejadas en los libros de visitantes (Figura 19).
Museografía y educación patrimonial
Los MMM conservan elementos del patrimonio de Sud Tirol, contribuyendo a educar a los visitantes en una mirada amplia sobre el fenómeno de la montaña desde una perspectiva histórica, geográfica, artística y antropológica. Los museos colaboran en la preservación de objetos materiales que vinculan al hombre con la montaña, desde el arte simbólico de pueblos etnográficos de altura hasta el instrumental de escalada de los montañistas europeos.
El hilo conductor que une la multiplicidad salas de exhibición es de una materialidad tan simple como es contundente el mensaje educativo que transmite: en sencillos trozos de papel blanco colgados de las paredes se vuelcan citas y pensamientos sobre la montaña y el montañismo. Las mismas aparecen en italiano, en alemán, en inglés y en ladino, habiendo sido cosechadas por el propio Messner entre sus filósofos y alpinistas favoritos, cuando no acunadas en las páginas de los numerosos libros de su autoría. La articulación orgánica de los cinco museos entre sí se sustenta, en gran medida, en esta sencilla cartelería de estilo minimalista, pero de enorme eficacia a la hora de lograr el involucramiento emocional del visitante con un patrimonio que necesita ser entendido para poder ser custodiado y protegido.
“Para un escalador respetuoso, toda montaña es una montaña sagrada”. Reflexiones, proverbios y consejos como éste acompañan el recorrido por las salas y jardines de los distintos museos. Los valores que promueven – de respeto, integridad, autenticidad y sustentabilidad – contribuyen directamente a la educación patrimonial de los visitantes, apoyándose en la autorizada trayectoria de quien no solo ha sido reconocido por sus destacadas hazañas deportivas sino también como pionero de la práctica de un alpinismo en el que se minimizan los recursos tecnológicos y su impacto en la montaña.
El principio de conservar el carácter prístino del paisaje de altura – que en pleno siglo XXI parece una obviedad – es en efecto el resultado de un auténtico cambio de paradigma que Messner viene impulsando desde hace varias décadas, al promover la escalada libre y el estilo alpino en el montañismo a grandes alturas, como alternativas a la escalada artificial – tradicionalmente invasiva de las paredes rocosas – y a las grandes expediciones a los Himalayas de corte cuasi militar, que predominaron hasta bien entrados los años cincuenta. El MMM Corones pone el foco en la sustentabilidad del alpinismo tradicional de aventuras (Figura 20).
A modo de conclusión cabe señalar que los Museos de Montaña de Messner van mucho más allá de una merecida (y sobria) celebración de la trayectoria de su director. Ubicados en forma estratégica y armónica en relación al paisaje de los Alpes orientales y las Dolomitas, colaboran significativamente en la construcción de la identidad local y en la dinamización de las economías de las comunidades que los albergan. Su intención pedagógica se apoya en la exquisita presentación de sus colecciones, que ilustran acerca de la importancia del paisaje natural y cultural de la montaña a escala regional y universal. Los MMM merecen un sincero reconocimiento por su eficacia para sensibilizar al gran público en cuestiones referidas al respeto y el cuidado del patrimonio de montaña, promoviendo activamente valores de integridad, autenticidad y sustentabilidad. Para los cultores del alpinismo y la escalada, estos museos adquieren el estatus simbólico de un lugar de peregrinación y sus colecciones son admiradas como verdaderas reliquias de la historia del encuentro del hombre con la montaña.
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